martes, 26 de mayo de 2015

Ser recuerdo





Al final somos recuerdos, unos lucidos y otros mas desenfocados. 

Pero tenemos el síndrome involuntario de diógenes cuando se trata de capturar la vida. 
Y nos frustra, o más bien nos asusta que no sean las cosas como en ciertos momentos, porque el futuro siempre suele aterrar. 
Pero las cosas pasan, y prefiero que así sea a mirar atrás y ver que sigue igual. Es algo que no se puede controlar y eso hasta produce un cosquilleo en el estómago. 

Habrá cuartos que ya no serán tuyos, canciones que ya no serán tus favoritas y personas que ya no serán tus amigos. 
Pero luego llega lo nuevo y siempre acaba fascinándote. Por eso es importante que intentes conservar a las personas aún mejor que a las fotografías. Que se queden hasta el final contigo, ya sea con un simple saludo al cruzártelo por la calle o sacándote a bailar en la canción mas aburrida de la fiesta menos animada. 

Los humanos nos queremos querer, así que es una tarea fácil ponerlo en practica.

Tener memorias felices es imposible sin momentos tristes, pero forma parte del trato. Tampoco puedes elegir cómo crear una historia, ni si la forma en la que la cuentes ahora sera la misma que dentro de siete años. Ni siquiera sabes si merecerá la pena contarla entonces.

Estamos subidos en una montaña rusa desde nuestro primer respiro y no sabemos cuándo va a terminar la atracción pero depende de nosotros que sea la mejor del mundo. No podemos llevar objetos encima, como debe ser, sólo vas tú montado con la compañía de tus gritos y quien tengas cerca superando a la velocidad. Arrepentirse aquí está más prohibido que desabrocharse el cinturón. 

Disfruta del viaje, intenta no poder olvidarlo desde la primera cuesta. 
El único objetivo es no echar de menos nada porque sigues siendo tan feliz como esa niña de los dientes de leche.

Y es que ser recuerdo nunca será tu decisión. 
Así que, al menos, intenta ser recordado.

jueves, 21 de mayo de 2015

El viaje de los idiotas


Me pides espacio y yo lo rechazo, a cambio te doy la distancia entre mis manos. 
Me pides un tiempo y yo lo detengo, para observar tu siguiente movimiento. 
Todos los relojes marcan lo mismo, todos los mapas llevan al abismo. 
Somos marionetas, nos faltan las cuerdas...
Dijiste piano y rompimos las teclas

Ahora que te tengo enfrente no quiero aceptar que la culpa tiene dueño,
Ahora frente a frente es todo un infierno, aceptar que despiertas de un sueño.
Y sin embargo tu ya no gritas, te quedas quieto y siempre suspiras. 
No me meto y me quedaré dormida, fingiré que soy tu meta cumplida.

Me pides espacio y yo te lo ofrezco... Y es que ya tengo dos tickets a la luna.
Me sueltas y dices que no te merezco, luego repites "ya no das una".

No sé en qué momento hubo turbulencias, no sé en qué momento se agotó la paciencia.
Pero al final somos dos humanos, viejos amantes que amaron en vano.

Será que en el fondo no nos entendemos, quieres volar y yo quiero truenos.
Será que tu espacio y el mio no existen, fuiste a por fuego y no volviste.

No esperes que espere en este planeta, ya he borrado tu versión beta.
No esperes que espere en este planeta, ya voy montada en otro cometa.

Pedías espacio y yo te lo he dado, a lo mejor por tonto la has cagado
Pedías un tiempo y yo te lo vendo, para pensar que fuiste muy lento

Que estuve diez meses sin ver las estrellas, acabé asqueada de ellas.
Que mientras gritabas ya preparaba mi escapada inesperada.

Me he ido y juro que yo ya no vuelvo.
Estaba gris hasta este momento ...

Y tú que me llamas y yo que te cuelgo.
Hemos llegado al final de este cuento.