miércoles, 19 de agosto de 2015

18 de agosto - suerte

Uso esta noche para frenar. Para decir, eh, vaya suerte la mía. Porque no os voy a engañar, han habido malos días, la mayoría de ellos ni yo sabía qué me pasaba. Pero lo importante es que por lo menos durante unas horas lo he pausado.
No suenan tambores, os garantizo que eso es una gran señal. Quizás porque necesitaba superar este periodo de tristeza absurda o poner fechas a mi vida...
Me he convertido en una niña torpe e insegura, que poco a poco voy reformando cosas que tengo rotas. Que ya no sabe si debe enviar o no mensajes en mitad de la noche poniéndose inmensamente moñas o es mejor dejarlo estar. 
Que se piensa que molesta si llama por teléfono pese a que el de la otra línea nunca haya dicho algo así. Lo que soy se resume en una palabra y no os pienso ocultar eso también, soy tonta.
Hace unos días, alguien que considero una maravilla me dijo que el mundo se mueve por la suerte, sea buena o mala, pero depende de ella. Y he pensado en toda la buena suerte que no sé cómo he tenido, suerte que se resume en personas, vaya lotería la mía.
No me las quites, no a estas, las necesito y quiero demasiado. A cambio prometo intentar que nunca se vayan. Y ahí sí que acelero.

martes, 4 de agosto de 2015

3 de agosto- La tormenta

Echaba de menos hacer fotos, por algún motivo había perdido la costumbre de buscar pequeños escaparates de grandes escenarios. Y es asombroso ver cómo el cielo pasa de ser cegador a terriblemente oscuro, en apenas unos minutos.
Bailar bajo la lluvia siempre es divertido, pero a veces con una cámara es mejor capturar el momento. Es una pena que el sitio más alejado de la ciudad pueda ser también el más peligroso para una tormenta, pero si uno no arriesga no gana. Y hoy he ganado instantáneas que recuerdan olores, que me conducen a viajes y me despiertan el mono de apretar el botón.
Al final uno vuelve de Malibú con los pies descalzos, arrastra maletas y duerme con gritos del cielo que por extraño que parezca ayuda a caer rendida en el colchón.
Trae más días así, anda. Que me sientan demasiado bien.

lunes, 3 de agosto de 2015

2 de agosto- De vuelta

Los domingos siempre son la opción perfecta para mirar al sol y que nadie te juzgue por ello, hacía viento y el cierzo nos ha traído a todos a casa. Recuerdo las vacaciones alejados del bullicio que solíamos pasar hace tiempo y creo que quiero recuperar esos momentos, aunque falten mis hermanos porque prefieren salir con sus amigos.

Sigo teniendo horas donde prefiero encerrarme en mi cuarto, pero es imprescindible guardarme un rato para ensordecerme con música.
Con canciones tapo cosas que no quiero escuchar. Pasan los minutos y consigo encontrarme mejor.

El tiempo, ese enemigo para todos. Que nos hace olvidar aquello que realmente no necesitamos. Y no hay mapas que lo traigan de vuelta, cuando giran las agujas y sintiéndolo, ya no puedes volver. Aceptando que puede doler a la gente que quieres, con sentimientos de nostalgia cuando ves viejas fotos y sin las palabras adecuadas para admitir que no echas de menos.

Y por esta noche dejaré que mi wifi reciba mensajes de vez en cuando, mirando la luna y encajando piezas del verano, que no es poco. Con una mezcla de ganas de que termine agosto, volver a julio y aprovechar cada día de este mes. Echo a gente y echo de menos. Eso es mi día. Qué mierda no saber cómo decir las cosas que podrían ayudarte.

Wait for me to come home

domingo, 2 de agosto de 2015

1 de agosto- Lavadoras

Hoy me he despertado sin saber qué día era, extrañada por no tener a nadie a mi derecha, me he dado cuenta de que echo de menos llamar por teléfono y simplemente he vaciado la maleta.

Sólo se poner la lavadora de mi otro hogar, pero al final ha funcionado. Giraba toda la ropa y me preguntaba si los recuerdos se limpiaban con tanta facilidad, si lo que está sucio realmente se iba o habría que frotar varias veces. No encuentro un detergente para mí. Y empiezo a creer que lo necesito, uno para conservar el color y otro para blanquear lo grisáceo.
Pero hay cosas que nunca parecen secarse y siguen en el tendedor esperando un poco de luz para poder recogerse. Todo da vueltas y eso no significa que sea malo. A lo mejor después de un lavado no recuerdes cuando tu vestido favorito se manchó por tirarte a la piscina y arrastrarte por el suelo, o al sacar la ropa y reconocer todas tus prendas te des cuenta de que has cambiado de sitio y de suavizante.

Por la tarde he visto cómo discutían debajo de casa, ella lloraba porque nadie le quería y él le zarandeaba diciendo que se callase, jurando que a él sí le importaba. No sabía qué parte creer y no sabía si en esos casos también había que avisar, pero quedarse mirando de poco sirve. Así que he cuidado de la calle. Poco a poco, conforme escuchaba sus gritos, empezaba a detestar mis peleas inútiles que me han hecho perder gente que quiero, que ni siquiera ahora sé si he perdido. 
Depende de la hora. depende de muchas cosas, pero es aterrador no saber si tienes el corazón roto. 

Al final estoy decidiendo demasiadas cosas en un día para un futuro que no ha llegado y... no sé, que ha empezado el mes.

Debería frenar. O conducir. O hablar, por eso escribo. Encontremos solución.