miércoles, 9 de septiembre de 2015

Persiguiendo destinos que ni siquiera encuentras en mapas, subiendo a coches que llevan a ninguna parte, quedándote sorda con la música o simplemente marearte bailando. La vida está llena de tickets que te transportan a aventuras. A minutos con la cabeza sacada por la ventanilla para volar en tu imaginación.
Y es curioso que siempre me encuentre buscando la adrenalina de la nueva aventura, cuando sin moverme se me presente cada día. No falla, al final aparece el sol una vez más y soy yo la única a la que no le parece suficiente.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Sobre llenar el florero


Se acercan mis días favoritos donde esa camiseta perfecta para el verano no queda bien con una chaqueta encima y tienes que renunciar a la manga corta de noche. Noto cómo llegan las veladas que no me apetecen dormir sola y sin embargo aún no les he puesto remedio. Mi pulso se acelera pensando que quizás, por capricho del destino, esta vez pueda haber suerte. Que llevo mucho tiempo sujetando un corazón que se ha vuelto gris y suspira por recuperar el color. Y sé que suena patético querer que te quieran, pero al final todo se resume en que necesito confiar en alguien de una vez por todas. Porque si me van a hacer daño, por lo menos que sea por voluntad propia.
Me apetece verte y que me tiemblen las rodillas, preguntarme todos los días si esta vez coincidiré contigo, frustrarme por no despedirme o simplemente no subir al mismo tren.
Y supongo que estas cosas nunca se curan, que mis ganas de escaparme una noche para estar contigo cinco minutos se quedarán en mis pies. Fastidia saber que no soy tan valiente como creía y tú sigues tan borroso como hasta ahora. Dicen que los hombres ya no dan pasos por miedo al rechazo, que las chicas guapas tenemos ese poder y sin embargo, nosotras estamos deseando llenar floreros de recuerdos.

Lléname, de risas, de abrazos, de miradas, de chispas, de cosquillas, de flores, de películas, de canciones, de besos robados, de bailes torpes, de cenas improvisadas, de conversaciones hasta el amanecer, de lágrimas, también, alguna tormenta, varios portazos, días aguantando las ganas de hablarte, tuits que piden que vuelvas, reconciliaciones, promesas que después romperemos, sábanas arrugadas, ronquidos, desayunos y vuelta a empezar.

Simplemente lléname el florero, llena ese hueco que me ha quedado, llena mis oídos con mi nombre, que no me apetece cansarme. Una noche loca la puede tener cualquiera, podemos alargarla unos meses, que mi cuarto es demasiado blanco.